La potencia instalada: Se calcula multiplicando el número de lámparas por su potencia unitaria, teniendo en cuenta también la potencia del equipo auxiliar si lo llevan.
Las horas de uso: dependen del uso, aprovechamiento de la luz solar o no, utilización o no de sistemas de control, etc..
El Consumo energético será el resultado de multiplicar la potencia instalada por las horas de uso.
Una de las maneras de obtener ahorro energético en iluminación es emplear fuentes de luz con una clasificación energética alta.
ETIQUETADO ENERGÉTICO
La Directiva Europea 92/75/CEE obliga a los fabricantes de lámparas a etiquetar dichos productos con el fin de que los consumidores conozcamos sus características energéticas.
Existen 7 clases de eficiencia energética identificadas con letras, desde la A (la más eficiente) hasta la G (la menos eficiente)
Adquirir una lámpara clase A supone un consumo energético 3 veces menor que si fuera de clase G.
En la etiqueta además debe aparecer la potencia de la lámpara (W), el flujo luminoso (Lm) y la vida media (h).
En esta etiqueta se muestra el embalaje de una lámpara fluorescente Compacta de clase energética A. El embalaje de más abajo corresponde a una lámpara incandescente con clase energética E.
Las dos lámparas son equivalentes en flujo luminoso. Sin embargo la clasificada A energéticamente consume un 80% menos de energía y su vida útil es 10 veces superior a la incandescente clasificada E.
Poder hacer una eficiente valoración debemos comparar consumos y vida útil ofreciendo el misma o casi idéntico flujo luminoso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario